Luego de un excelente noviembre para las distintas clase de activos, marcado por la moderación de la inflación, la desaceleración del crecimiento económico y las primeras señales de que la economía americana podría ya estar experimentando el anunciado aterrizaje, comienza una semana marcada por los datos.
El plato fuerte será el viernes cuando se dará a conocer el informe de empleo no agrícola del mes pasado, lo que será el centro de las miradas de los inversores que están evaluando día a día si es que la economía estadounidense resiste aún a la subida de tasas o si finalmente esta causó un daño mayor a lo que observamos hasta este momento.
Los economistas especulan que la economía estadounidense habrá creado 180.000 empleos en noviembre, tras los decepcionantes 150.000 de octubre.
Este dato se espera en un contexto en el cual, Powell comentó el viernes pasado que aún es muy pronto para poder saber cuándo la Fed podría relajar las condiciones financieras. Por más que también afirmo que ajustaran la política monetaria si la inflación vuelve a resurgir, el tono y sobre todo el comentario de que la economía aún no se ve impactada por la suba de tasas, hizo concluir al mercado de que muy probablemente no veamos más subas.
Mientras la inflación ha seguido cayendo, el dato de PCE en EEUU fue menor a septiembre, y la inflación de Europa ha caído este último mes a mayor velocidad de lo que veníamos visualizando.
En estos momentos, los mercados están esperando múltiples recortes de tasa para el 2024, tanto en EEUU como en Europa, comenzando probablemente entre finales del primer trimestre y el comienzo del segundo, aunque todo esto es aún futurología.
La volatilidad en el petróleo no cesa, los precios siguieron cayendo ante las reducciones de producción de la OPEP+ y la preocupación de las variaciones en cuanto a la actividad manufacturera mundial.
Sobre este fin de año pareciera que la inflación va quedando en el pasado y como era de esperar ya estamos entrando en la previsible nueva discusión sobre el crecimiento, esto es un proceso lógico y esperable que debiese seguir beneficiando a la golpeada renta fija por sobre todas las cosas y tranquilizando a los mercados accionarios.